viernes, 23 de enero de 2009

Segunda edición del Diccionario del Español de Nicaragua



Segunda edición del Diccionario del Español de Nicaragua

Comentario lexicográfico

Por Doris Arlen Espinoza García

Algunos años atrás nos llenábamos de frustración al buscar referencias lexicográficas del español en Nicaragua por la notable escasez de trabajos teóricos sobre cuestiones lexicográficas. Actualmente, la situación de la lexicografía, tanto teórica como práctica, ha mejorado notablemente, prueba de esto es el Diccionario del Español de Nicaragua, que ya con dos ediciones está valorado como “el primer diccionario elaborado con estricto rigor científico que se publica en Centroamérica”. Si bien es cierto, existen varios trabajos lexicográficos teóricos, pero pocos trabajos prácticos, ya que es una marcada tendencia de la lingüística prestar atención preferente —por no decir exclusiva— a los aspectos teóricos de la lengua en menoscabo de los prácticos (preponderancia de la lengua oral sobre la escrita, y de igual manera de la lexicología sobre la lexicografía). Sin embargo, si la lexicología puede mantenerse de la teoría, la lexicografía, si bien necesita el auxilio del entramado teórico, sin lo cual no existiría, no puede prescindir en absoluto de la práctica, ya que sin ella carecería de entidad plasmada en un soporte —físico o virtual— y puesta a disposición del usuario, que es su fin último.

La segunda edición del DEN, aumentada y mejorada, alcanza los 595 lemas y 1018 acepciones. Ésta surge de esa necesidad de conjugar la teoría con la práctica lexicográfica y se origina en el disfrute de su autor, don Francisco Arellano Oviedo, de buscar, analizar y desentrañar los significados de nuestras palabras, para llegar a la verdadera cultura, a la verdadera tradición, realización y contradicción del pueblo. La idea de este diccionario —por lo que yo sé— provino de la efusiva labor docente de su autor, quien con su experiencia, estudio y su dirección académica se dio a la búsqueda —como corresponde al académico— y empeño en realizar una tarea lexicográfica que plasmara la identidad del nicaragüense, diseñada y dirigida técnicamente, programada y selectiva.

En tanto que se desarrollaba la obra, se fue haciendo evidente el atraso de la lexicografía nicaragüense, así como los defectos de la académica, que muchos lexicógrafos copian casi sin disimulo, con el resultado de aumentar no las virtudes que efectivamente tiene, sino las imperfecciones que arrastra, en una suerte de círculo vicioso extenuante que a este paso no parece tener fin.

Es por ello que en este diccionario se concurren los estudios lexicográficos con tendencia moderna y práctica. Además de tener en cuenta aquellos estudios lexicográficos realizados y publicados en nuestro país. Por ello, esta obra pone de manifiesto, de manera científica, las características, propias y originales del habla nicaragüense, aplicando una lexicografía, que dio como resultado un diccionario de uso, regional y además de aspecto normativo, por las características de norma gramatical que encierra, sin copiar del todo los errores en los que incurre el DRAE, publicado por la Real Academia Española, pero tomándolo en cuenta como obra normativa que resulta de obligada consulta y de referencia inexcusable en cualquier trabajo de esta índole, y con más razón en éste. Así pues, se aprovecharon las lecciones que el autor dio en la universidad, las enseñanzas recibidas, la compilación de un listado de palabras de uso nicaragüense a las que se le dio una definición y un tratamiento lexicográfico. La intención no era otra que la de ofrecer de manera modesta un trabajo original y serio al pueblo de Nicaragua, con el objeto de contribuir al perfeccionamiento de nuestros diccionarios, vocabularios y glosarios, y por supuesto un enriquecimiento de nuestra lexicografía, merecedora, sin duda, de mejor suerte que la alcanzada hasta entonces.

Por lo que yo sé, este es el primer diccionario que trata de recoger y definir o explicar voces, nombres y locuciones nicaragüenses en una sola obra, ubicándolas en un entorno adecuado y diferenciando los contextos lingüísticos de uso de las mismas. Sin duda, esta obra no es perfecta y como toda obra sufre de las debilidades que afectan a cualquier recién nacido. Por ello, su autor no cesa en su búsqueda y corrección y, en consecuencia está abierto a cualquier crítica objetiva y, por consiguiente, agradecerá sinceramente la comunicación puntual de los fallos de todo tipo que en ella pueden hallarse (errores de varia factura, reequilibrios, ausencias— acaso no estén todos los que son, aunque son todos los que están—, etc.) en la seguridad de que serán tenidos en cuenta.

Debido a las peculiaridades que marcan los contornos y en buena parte los contenidos de nuestra lexicografía, es natural que a la hora de analizarla para exponer sus fortalezas y sus fallas tomemos como patrón el DRAE. Exponer sus virtudes y defectos, es a la postre, y por razones que a lo largo de la obra se explican, exponer las virtudes y los defectos de la mayor parte de la lexicografía nicaragüense. Pero sin lugar a dudas, este diccionario bien merece ser elogiado como el más completo de todos, como así lo define Sergio Ramírez, por su mayor número de entradas, por su acabada metodología, y por lo sistemático de su elaboración.

El DEN no es solamente un antecedente de la lexicografía nicaragüense, sino que ha pasado a ser parte de las obras llamadas clásicas en la lexicografía nicaragüense.

Parece también oportuno advertir que esta obra, como diccionario regional que es, será la base del aporte que Nicaragua ha presentado para el Diccionario Académico de Americanismos, en el que están trabajando las Academias de todos los países americanos asociadas a la Real Academia Española. Será nuestra cara en este trabajo en construcción.

Es una suerte que Nicaragua cuente con este diccionario que si bien no abarca todos los nicaraguanismos existentes, encierra la mayoría de ellos y que son de uso en el lenguaje actual, incluso americanismos de uso no sólo en nuestro país; voces del español general que aquí en Nicaragua adoptan diferentes significaciones; extranjerismos, cuya fonética y escritura se ha adaptado a nuestra manera particular de habla; y sobre todo neologismos, que gracias a la tecnología y la ciencia, día con día vamos conociendo.

Estoy segura de que la segunda edición del DEN logró cumplir las expectativas de su autor y de sus usuarios, fundamentalmente porque expone los principios teóricos y prácticos de la lexicografía general monolingüe y regional.

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